A partir del “Primer Diálogo Regional sobre Pérdidas y Desperdicios de Alimentos” realizado en el 2015 en la Oficina Regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) para América Latina y el Caribe junto a los representantes de los países de la región, el 29 de setiembre se celebra y conmemora el Día Internacional de Concientización sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos.
El encuentro busca construir una alianza regional con el plan de acción y con el plan para la Seguridad Alimentaria, Nutrición y Erradicación del Hambre de la Comunidad de Estados latinoamericanos y caribeños.
En América Latina y el Caribe se pierde el 11,6% de los alimentos. Esto equivale a 220 millones de toneladas cada año. El desperdicio de alimentos se puede dar a través de toda la línea de producción y distribución hasta llegar al consumidor final, siendo la fase de procesamiento la de mayor impacto.
¿Dónde se origina el desperdicio de alimentos?
Las razones varían dependiendo del punto en toda la línea de valor. En las explotaciones agrícolas principalmente se generan desperdicios debido a las condiciones climáticas, el momento inapropiado para la recolección, las prácticas utilizadas en la recolección y la manipulación, y los problemas en la comercialización de la producción. Sin embargo, se tiene que dos tercios de las pérdidas obtenidas en este punto podrían redirigirse de manera segura al consumo humano.
En el almacenamiento se producen pérdidas significativas a causa de un almacenaje inadecuado, así como por decisiones tomadas en etapas tempranas de la cadena de suministro que hacen que los productos tengan una vida útil más corta.
Durante el transporte las pérdidas suelen deberse a instalaciones obsoletas, al mal funcionamiento técnico o a errores humanos.
Las causas del desperdicio de alimentos en el comercio minorista están relacionadas con una vida útil limitada, la necesidad de que los productos alimenticios cumplan las normas estéticas en términos de color, forma y tamaño, y la variabilidad de la demanda.
El desperdicio a nivel del consumidor se debe a menudo a una mala planificación de las compras y las comidas, un exceso de compra y un almacenamiento inadecuado en el hogar.
La pérdida de alimentos en sí misma ya es bastante mala, pero los efectos secundarios también son alarmantes. Todo producto lleva consigo asociado un consumo de agua y gases de efecto invernadero emitidos. Las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) derivadas de la pérdida y el desperdicio de alimentos constituyen el 8% del total mundial. Este modelo no es sostenible, se debe procurar la reducción en pérdidas y desperdicios de alimentos, que impactará de manera positiva, económica, social y ambientalmente.
Acciones para disminuir el desperdicio de alimentos en la cadena alimentaria.
Antes de ejecutar o idear cualquier plan de acción es preciso conocer el escenario, es decir, recopilar información de las cantidades de alimentos desperdiciados. Ya sea por entrevistas internas, datos de proveedores o investigaciones por terceros. Lo importante es localizar los puntos críticos de la pérdida de alimentos en la cadena de suministro y empezar a comprender sus causas.
A partir de aquí, se puede idear un plan de acción, que implica primero, establecer una línea de base y fijar objetivos; luego, desarrollar e implementar iniciativas sistemáticamente; y, finalmente, poner en marcha los habilitadores para lograr un cambio duradero.
Acciones enfocadas en los fabricantes de alimentos:
- Generar transparencia hacia los productores mediante el mapeo de la huella, el alcance y la escala de la pérdida de alimentos.
- Colaborar con los proveedores para optimizar los rendimientos y las especificaciones de los agricultores.
- Promover programas de mejora de la resiliencia de cultivos.
- Convertir pérdidas ocultas en flujos de valor.
- Identificar de manera innovadora fuentes alternativas de aprovechamiento de los recursos que no cumplen con las especificaciones, pero son apropiados para el consumo.
- Optimizar el rendimiento del procesamiento de materia prima en las operaciones.
- Optimizar la configuración de la red y la cadena de suministro.
- Mejorar la tecnología de la cadena de suministro.
Acciones enfocadas para el sector comercio:
- Generar transparencia hacia los productores mediante el mapeo de la huella, el alcance y la escala de la pérdida de alimentos.
- Reformular estructuras de contrato donde se incentive la disminución de los desperdicios.
- Colaborar con los proveedores para maximizar los rendimientos agrícolas.
- Optimizar la configuración de la red y la cadena de suministro.
Es importante tener presente que ninguna combinación única de acciones será adecuada para todas las empresas. Cada parte interesada deberá adaptar el plan a sus necesidades y contexto particular.
En conclusión, abordar la pérdida de alimentos requerirá cambios de mentalidad de todas las partes interesadas. Los fabricantes y los minoristas de alimentos tendrán que considerar la pérdida de alimentos como resultado de las ineficiencias y las oportunidades perdidas en la producción, las adquisiciones, la I+D, la cadena de suministro y las ventas, no como un costo inevitable de hacer negocios o un tema que concierne solo al departamento de sostenibilidad.
La reducción de la pérdida de alimentos debe considerarse como un fondo de valor potencial, una oportunidad para mejorar los ingresos optimizando procesos.
Datos del autor:
Daniela Bonilla Barrantes
Departamento de Calidad Kemical
Referencias: